sábado, 10 de septiembre de 2016



CONCEPCIÓN DE LA POLÍTICA

Cuando se produjo el autogolpe en 1992, el Perú apenas se encontraba iniciando su camino hacia la estabilidad social. La economía peruana todavía padecía altas tasas de inflación, pero la galopante hiperinflación estaba controlada. El país había logrado “reinsertarse” en la comunidad financiera internacional apenas medio años atrás, y la recuperación económica constituía un sueño de todos los peruanos. 

Las acciones de los grupos subversivos armados eran cuestión rutinaria en la mayor parte del país, inclusive en Lima, donde los coches-bomba explotaban y los apagones se sucedían cada semana.Retrospectivamente, la situación socioeconómica de aquel entonces aparece como las escenas de un drama cinematogrífco, pero ha mejorado tanto en los últimos veinte años que uno puede tener la sensación de que la descripción de aquella época es exagerada e irreal. ¿Podemos decir lo mismo respecto de la política? ¿Ha cambiado —o mejorado— en las últimas dos décadas? Concretamente, ¿la democracia peruana se encuentra en camino a su consolidación?


Resultado de imagen para EL PERU EN LOS AÑOS 80Las respuestas dependen del objeto de comparación. Uno puede argumentar que el Perú ha cambiado en lo político en relación con la situación autoritaria propia del fujimorismo de la década de 1990. Este punto de vista se puede encontrar en muchos análisis de coyuntura política, así como en los estudios de los partidos políticos y procesos electorales posteriores a la caída del gobierno de Fujimori. Con la pujante intención de renovar la ciencia política en el Perú —revalorando perspectivas enfocadas en los actores y su racionalidad o estrategias—, tales estudios suelen prestar atención a los cambios de corto plazo o a la importancia de las reformas institucionales, o enfatizar que la política es ahora más democrática que durante el autoritarismo de Fujimori, y hacen referencia con ello a la división de poderes, la libertad de expresión, la realización de las elecciones justas y al proceso de descentralización, así como a las investigaciones por la corrupción y violación a los derechos humanos que caracterizaron la década de Fujimori.

En principio, estamos de acuerdo con quienes sostienen que la etapa posfujimorista es más democrática que la transcurrida en los años noventa. Sin embargo, debemos tener presente que el autoritarismo fujimorista —el autogolpe de 1992 constituye su símbolo— fue el producto del fracaso de la democracia basada en los partidos políticos de la década de 1980. Desde este punto de vista, el problema crucial para la política peruana, particularmente para su democracia, es si la dinámica después de Fujimori ha superado las fallas y desafíos que aquella enfrentó durante la década de 1980 más que en qué grado ha avanzado en comparación con la era de Fujimori. 

En este análisis, el enfoque se dirige a examinar si se han presentado algunos síntomas que indiquen la tendencia a superar las fallas de la política peruana en la década de 1980 que son al mismo tiempo históricas— con respecto a sus instituciones. Estas son definidas como patrones de conducta, reglas, normas y puntos de acuerdo o entendimiento, explícitos o implícitos, que son reconocidos, compartidos o tolerados como legítimos por los miembros de una sociedad, con el objetivo de alcanzar ciertas metas o valores. A continuación, veremos primero lo que definió a la política peruana hasta la década de 1980, y luego examinaremos su evolución durante la década de 2000, para después comparar sus tendencias principales con sus aspectos fundamentales durante el periodo que une ambas etapas, los años ochenta.

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